Hoy traemos a PxM una pieza de arquitectura moderna verdaderamente representativa de su época. De la mano de un arquitecto brasileño, Alfonso d´Escraignoille y en el inicio de los años 60, aparece en el paisaje de nuestra Ciudad Universitaria un paradigma: el colegio mayor Casa de Brasil.
Heredero de los postulados estéticos de Niemeyer y Le Corbusier, el edificio -ubicado sobre una ladera- se adapta a la pendiente con una organización del programa en varios volúmenes fragmentados, de rotunda pureza y simplicidad. Se diría que su vocación de adaptación al territorio lo hace levitar sobre este, como queriendo no alterarlo; disponiendo su planta baja sobre discretos pilotis sugiriendo la continuidad de la pradera bajo la misma.
Un prisma apaisado cerrado con pavés circulares concreta la decisión de dar la espalda a la avenida, con un sistema de celosía que capta la luz sin vistas para los distribuidores de planta. Prisma que concluye con un testero ciego que mira al norte y deja, en ese extremo de la planta baja, una terraza abierta y cubierta en la que se identifican dos potentes elementos: la losa del piso horizontal y la pantalla vertical de la estructura.
Un cuerpo más bajo, adelantado y envolvente, ofrece la transparencia que sugiere e identifica la entrada al edificio, flotando también sobre la pradera y tras el que se despliega un amplio vestíbulo que se escalona en doble altura hacia la cafetería y otros ámbitos de la planta baja. El edificio afirma una vocación de transparencia e integración con el entorno, a través de una decidida mirada hacia los campos de deporte y el perfil majestuoso de la sierra en el poniente; desde los prismas verticales que acogen las habitaciones. Otros volúmenes menores de enlace, van configurando patios ajardinados que se integran en los ámbitos y estancias comunes. La pequeña capilla exenta, de volumetría apaisada e integrada en la ladera, expresa su decidida vocación de modernidad con la continuidad de los elementos estructurales de cubierta y suelo sin interrupción alguna. El alzado de los paños acristalados presenta despieces propios de la época y evidencia la influencia de Mondrian o van Doesburg y asimismo en los detalles interiores de barandillas y pasamanos de unas escaleras con zancas quebradas en zig-zag.
Penetrar en el mismo significa volver a los años 50 y a la Brasilia de Costa y Niemeyer; …solo la vegetación nos advierte que estamos en Madrid.